La forma más
cómoda de hacer el recorrido es desde embarcación, descendiendo
directamente al veril donde podremos buscar vida tanto sobre la
gigantesca pared como en el azul. En la parte oeste del veril, al pie,
crecen unas llamativas gerardias colgantes que no pasan desapercibidas.
Recorriendo la pared, antes de que nos demos cuenta, el ordenador
avisará de que es hora de salir del agua. Ascenderemos a las rocas de
superficie y, disfrutando con la vida que bulle en ellas, habremos hecho
la parada de seguridad gracias al entretenimiento que supone la
biodiversidad que cobijan. |